Después de haber atravesado un grave período de recesión,
España recuperó el crecimiento positivo desde el tercer trimestre de 2013. Sin
embargo, el crecimiento fue negativo a nivel anual, y se prevé un crecimiento
débil en 2014. El repunte será lento, debido al fuerte desempleo y la
contracción del crédito, que limita la inversión y el consumo.
En 2013, el gobierno ha continuado las reformas para
equilibrar las cuentas públicas. Se ha podido suavizar las medidas de
austeridad gracias a exigencias menos duras de parte de la CE en materia de
reducción del déficit. El país se ha vuelto más competitivo, lo que ha sido
facilitado por la baja del costo de la mano de obra, y ha recuperado la
confianza de los inversionistas, lo que se traduce en una baja de las tasas de
interés de la deuda soberana. Hacia fines de 2013, el gobierno anunció el cierre
de su plan de ayuda a los bancos, después de que la última visita del FMI haya
concluido que el programa de saneamiento y reestructuración del sistema
bancario arrojó resultados positivos. Para apoyar este inicio de repunte
económico, se han previsto numerosas reformas, en especial sobre: la
jubilación, el empresariado (uniformizar normas de creación de empresas y
licencias comerciales, facilitar los trámites y el acceso al financiamiento), y
los gastos públicos (reforma de la administración). La deuda ha aumentado,
representando más de 94% del PIB, y debiera elevarse a cerca de 99% del PIB en
2014.
La tasa de desempleo de España ha bajado debido a la
disminución de la población activa y la creación de nuevos contratos
temporales, pero sigue siendo muy elevada (26%). La crisis ha implicado una
baja general del nivel de vida.
Los principales sectores económicos son la agricultura.
Produce trigo, remolacha azucarera, cebada, tomates, aceitunas, cítricos, uvas
y corcho. Es el mayor productor de aceite de oliva del mundo y el tercero de
vino. También es el mayor productor de limones, naranjas y fresas. España
dispone de recursos minerales limitados.
La industria manufacturera está dominada por el sector
textil, el procesamiento industrial de alimentos, el hierro y el acero, así
como por la maquinaria y la ingeniería naval. Los nuevos sectores, como la
deslocalización de la fabricación de componentes electrónicos, la tecnología de
la información y las telecomunicaciones, ofrecen un gran potencial de crecimiento.
El turismo es la mayor fuente de ingresos del país, que se
ha convertido en el segundo destino turístico del mundo, estimulando así la
exportación de bienes y servicios.
El marco político
La forma de gobierno es:
Reino. Monarquía constitucional basada en una democracia
parlamentaria.
El poder se halla muy descentralizado; las comunidades
autónomas disponen de un alto nivel de autonomía legislativa, ejecutiva y
fiscal (el País Vasco y Navarra tienen sus propios impuestos).
El poder ejecutivo:
El Rey es el Jefe del Estado y el comandante en jefe del
ejército, su papel es principalmente ceremonial. Tras unas elecciones
legislativas, el líder del partido mayoritario o de la coalición mayoritaria es
designado Presidente del Gobierno por el monarca, y elegido por el parlamento
para un ejercicio de 4 años. El Presidente del Gobierno es el jefe del
gobierno. Tiene poder ejecutivo que incluye la ejecución de la ley y la gestión
de los asuntos habituales del país. El Consejo de Ministros es designado por el
rey a recomendación del Presidente del Gobierno. Existe también un Consejo de
Estado que ejerce el papel de órgano consultivo supremo del gobierno. No
obstante, sus recomendaciones no son vinculantes.
El poder legislativo es bicameral. El Parlamento,
denominado las Cortes Generales, está formado por:
- el Senado, se encarga de representar a los territorios
(Comunidades Autónomas y Departamentos). Los senadores son elegidos por
sufragio universal para 4 años.
- Congreso de los Diputados, los
diputados son elegidos por sufragio universal para 4 años de entre las
circunscripciones electorales. Se distribuyen en una representación mínima y el
resto es proporcional a su población.
El poder ejecutivo del gobierno depende directa o
indirectamente del apoyo del parlamento, a menudo expresado mediante voto
secreto. El poder legislativo pertenece al gobierno y a las dos cámaras del
parlamento al mismo tiempo. El Presidente del Gobierno no tiene autoridad para
disolver el parlamento directamente, aunque puede sugerir su disolución al rey.
Los ciudadanos españoles disfrutan de unos derechos políticos considerables.
Las 17 Comunidades Autónomas también disfrutan de poder legislativo ejercitado
por su Parlamento monocameral, dentro del límite de competencias fijado en sus
estatutos.
SUECIA
Comenzamos en la segunda mitad del S.
XIX, cuando Suecia aún era un país marcado por las hambrunas. Ante la necesidad
de salir adelante, Suecia comenzó un proceso de apertura económica en la década
de 1860. Esta estrategia se tradujo en un periodo de prolongado desarrollo
socioeconómico. De hecho, entre 1870 y 1950, Suecia tuvo un crecimiento anual
promedio de casi el 2%, superando a EEUU y solamente por detrás de Suiza. En su
excelente estudio sobre esta cuestión, Mauricio Rojas ha descrito este periodo histórico como una fase de “capitalismo pujante
y abierto al mundo. Una economía de mercado libre y de industrias de primera
clase”.
En la Suecia de 1933, la carga tributaria total era inferior al 20% del
PIB, un 5% menos que la fiscalidad francesa o británica. En aquellos tiempos
comenzó a consolidarse una nueva situación política marcada por la hegemonía
política del Partido Socialdemócrata, que ocupará el poder desde 1932 hasta
1976 y desde 1982 hasta 1991. Desde entonces, el intervencionismo del Estado creció
de manera firme.
Por
supuesto, la ingeniería social no venía sola: estuvo acompañada de un creciente
rol del Estado en la economía. El gasto público pasó del 31% al 60% entre 1960
y 1980, y la plantilla de funcionarios se multiplicó por tres. Los sindicatos
no pararon de ganar influencia, y el sector privado fue entrando poco a poco en
decadencia.
La
carga tributaria soportada por los suecos pasó del 28% del PIB en 1960 al 56%
en 1989. En este contexto, Suecia empezó a experimentar una lenta pero
continuada sangría laboral. Entre 1965 y 1985 se perdieron 274,000 empleos. Eso
sí: a finales de los 80, tres de cada diez suecos trabajaban como
funcionarios, doblando la media de la OCDE.
Sin un sector privado capaz de
generar riqueza y empleo, el “modelo sueco” empieza a quebrar en los años 80.
La crisis que siguió fue especialmente profunda: entre 1989 y 1994 el paro pasó
del 2% al 14% y la deuda estatal se multiplicó por dos. El déficit público
llegó a superar el 11%, mientras que el gasto público sobrepasó el 70% del PIB.
El hundimiento de las empresas dejó
sin recursos al Estado, y la realidad se impuso a la ficción. La situación era
tan desesperada que el Banco Central subió la tasa de interés al 500% para
evitar el derrumbe de la corona sueca. Los suecos habían tocado fondo: en 1970
eran el cuarto país más rico del mundo según el “ránking” per cápita… pero a
comienzos de los 90, Suecia apenas ocupaba la decimoséptima posición. Ante esta
situación de colapso, el país escandinavo necesitaba volver a explorar la senda
de la apertura económica para encontrar una salida viable. Por eso, tal y
como ha descrito Aparicio Caicedo, los años 90 estuvieron marcados por “un
curso de liberalización económica que continua hasta la actualidad. Los suecos
se percataron de los estragos que estaba causando la omnipresencia del Estado y
la regulación excesiva”.
Las
reformas de los 90 no fueron modificaciones puntuales, sino rectificaciones
profundas que se han mantenido con el paso del tiempo. Conviene subrayar,
además, que la Alianza por Suecia (que agrupa a tres partidos liberales con una
formación democristiana) encadena ya dos triunfos electorales consecutivos,
algo que no había ocurrido en casi cien años. De hecho, el resultado de los
socialdemócratas en 2010 (30% de los votos) es el más bajo conseguido por dicha
formación desde que se introdujo el sufragio universal…
En
las últimas dos décadas, Suecia ha enderezado el rumbo gracias a una progresiva
transición hacia el liberalismo. Los resultados son esperanzadores:
· - Se han creado numerosos puestos de
trabajo gracias a la liberalización de numerosos sectores (transporte,
telecomunicaciones…). El desempleo se mantiene por debajo del 8% pese al
contexto global.
· - Los impuestos no han parado de bajar
en los últimos años. Desde que la Alianza por Suecia llegó al poder en 2006 se
han producido ya cuatro diferentes rebajas de impuestos, permitiendo que los contribuyentes se
liberen poco a poco de un Estado excesivamente grande. Solamente en 2010, el
Ejecutivo recortó los tributos por valor de más de 1,000 millones de euros.
· - La productividad de las PYMES suecas
ha aumentado tanto que ya es un 15% superior a la del comercio.
· - Lejos de acusar la crisis económica,
la previsión de crecimiento para 2011 supera el 4% según las
estimaciones del semanario británico The Economist. Además, el presupuesto
está prácticamente equilibrado, y la deuda pública es inferior al 39%.
· - Para mejorar la calidad de la
enseñanza, Suecia ha introducido el “cheque escolar”, introduciendo así una
dosis de competencia y dinamismo emprendedor que ya funciona en centenares de
colegios. En el curso 2006-2007, más de 135,000 alumnos acudían a escuelas
independientes. Al hilo de este éxito, el país escandinavo ha introducido
también el llamado “cheque sanitario”, de nuevo con estupendos resultados. Sin
duda, no estamos ante una situación ideal, pero sí supone una mejora frente al
fracaso de un sistema basado en el monopolio estatal.
· - Se ha modificado el sistema de
pensiones, introduciendo una reforma parcial que incorpora diferentes aspectos
del exitoso “modelo chileno” impulsado por José Piñera.
· - El tipo máximo del Impuesto de
Sociedades acumula varias rebajas y se sitúa en el 27%, acercándose
progresivamente hacia cifras menores y mejorando la situación de Reino Unido
(28%), Alemania (29%), España (30%) o Francia (34,4%).
Políticamente, el reino de Suecia es una monarquía
constitucional basada en una democracia parlamentaria.
El rey es el jefe del Estado. La monarquía es hereditaria.
Después de unas elecciones generales, el Primer Ministro es
nombrado por el portavoz del parlamento, antes de ser confirmado por el propio
Parlamento ara un periodo de 4 años. El Rey no desempeña ningún papel en este
proceso. El Primer Ministro es el jefe de gobierno y posee el poder ejecutivo. El
consejo de Ministros es nombrado por el Primer Ministro, y entonces se somete a
la aprobación del parlamento.
El rey es el jefe del Estado. La monarquía es hereditaria.
Después de unas elecciones generales, el Primer Ministro es
nombrado por el portavoz del parlamento, antes de ser confirmado por el propio
Parlamento ara un periodo de 4 años. El Rey no desempeña ningún papel en este
proceso. El Primer Ministro es el jefe de gobierno y posee el poder
ejecutivo. El consejo de Ministros es nombrado por el Primer Ministro, y
entonces se somete a la aprobación del parlamento.
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